Tijuana ha sido, con el pasar de las décadas, uno de los testigos más fieles e importantes de los acontecimientos culturales en el territorio mexicano. Es también, un laboratorio ilícito, arriesgado, natural, honesto y consumado en cuanto a música se refiere. Su geografía le supone un contacto inmediato y constante con las expresiones, pensamientos y sonidos provenientes de, literalmente, todo el mundo. Tijuana es un país. Un continente.
De las calientes y olorosas entrañas de aquel territorio emergen incontables héroes y anti-héroes que reciben a diario un alimento super-cargado que les es provisto, vía un indestructible e inseparable cordón umbilical, por su lastimada y poderosa Madre, Tijuana.
El Muertho es de lo más reciente que La Madre ha parido. Un experimento biológico, psicológico y cósmico que ha dado, en sus primeros y nobles pasos, mucha satisfacción al vientre que lo mantuvo caliente pero insatisfecho por muchos años. Ahora hijo y madre caminan solos y juntos.
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